16 de marzo de 2012

Historia de un parto (II)

............ (Continuación)


Imaginaos el panorama: yo con el típico e incómodo camisón verde de hospital (¡anda que no estaba tieso ni ná!), tumbada en la cama con el móvil al lado para cronometrar el tiempo entre contracción y contracción; mi chico a mi lado, sentado en el incómodo sillón que no le dejaba dormir más de 15 minutos seguidos (yo tampoco ayudaba mucho, todo sea dicho). El pobre, cada vez que me oía moverme, quejarme, o me veía que me retorcía, me decía:


- "Tú agárrame la mano y aprieta fuerte".


En esos momentos aguantaba bastante bien y los apretones eran flojitos, poco más que un apretón de manos. Qué iluso si pensaba que esa era toda mi fuerza... jajaja (más tarde demostré que no era así).


Iba contando los minutos y aquello se me hacía eterno; cada 5/8 minutos, contracción al canto, y ahora no eran como las del principio. Me ponía de lado, bocarriba, del otro lado, (y porque bocabajo no podía ponerme, si no así que me ponía también), me levantaba de la cama, iba al baño, caminaba un poco por la habitación, me volvía a tumbar, y así pasaban eternamente los minutos... Tenía a mi pobre chico "estresao perdío". A todo esto, mi madre venía en camino desde Málaga, y yo no paraba de pensar en las ganas que tenía de verla (así se me hacía un poquito más llevadero).


5:00 horas:
Después de 12 horas con contracciones, empezaba a estar más molesta de la cuenta. Ya podía decir que dolían. Con la nochecita que pasé, yo pensaba que iba a estar por lo menos dilatada de 5 cm. Qué ilusa. Mi chico me convence para que llame a la enfermera, y allí que se planta la muchacha.


- "Verá, es que llevo toda la noche con contracciones y ya me duelen más de la cuenta. A ver si podéis hacer algo".


Me hace el tacto y... 3 cm. de dilatación. ¡Joder! ¿Tantos dolores para haber dilatado solo 3 cm.? No me quería imaginar lo que me quedaba por delante, ¡¡qué miedo me entró en ese momento!!
La chica me cogió una vía y me dijo:


- "Voy a avisar para que te bajen a paritorio".


¿Ya? ¿Tan pronto? Si solo llevo 3 cm. de mier... ¿Qué pinto yo allí abajo? En fin, no lo entendía, pero ellos sabrían lo que hacían (digo yo).
Otra vez camilla pabajo, a una sala enfrente de la de monitores, la sala de dilatación (que no paritorio como me dijo la enfermera). Allí había una matrona joven y muy simpática, la verdad. La que mejor me cayó de todo el personal médico, y la que más humana era. Me plantaron otra vez los monitores y a esperar. Mientras me llevaban a la sala, mi chico fue a llevar las cosas al coche, pero a los 15 minutos ya estaba allí dentro conmigo. Se sentó de nuevo a mi lado para seguir dándome ánimos:


- "Venga chiquitina, que ya queda poquito"; "lo estás haciendo muy bien"; "Apriétame fuerte la mano cada vez que lo necesites, lo más fuerte que puedas, con todas tus fuerzas". -Horas después me preguntó de dónde había sacado esa fuerza sobrenatural-.


Los monitores son un coñazo. Te ponen dos bandas elásticas (algo parecido a dos cinturones) en la tripa, uno para escuchar el corazón del feto y otro para registrar las contracciones. Y tenías que estar quietecita, si no los aparatos esos se movían y hacían un ruido muy raro, como interferencias. Y con el dolor cualquiera se está quieta. Al final tuvieron que ponerme un monitor interno (pegado a la cabeza del bebé), porque al no estarme quieta no podían controlar bien los latidos del niño. Pasaban por la sala, miraban los papeles del monitor y se iban. Alguno me preguntaba qué tal iba la cosa, pero poco más. Todo esto yo sin romper la bolsa. De vez en cuando volvía a pasar la matrona por allí y parecerá una tontería, pero me aliviaba mucho tenerla cerca, me transmitía seguridad. Me daba un poquito de conversación para hacer la cosa más "amena" (dentro de las posibilidades).
Yo llevaba un rato haciéndome pis, pero con el dolor no tenía ni ganas ni fuerzas para ir al baño, aunque tenía que ir. Se lo comenté a la matrona y me dijo que cuando quisiera, la avisara y me ayudaba a quitarme las correas y a bajar de la cama para acompañarme. Entre la cama y el baño podía haber unos 3 metros. Fue dar tres pasos y contracción al canto. Y allí que me agarro a mi novio, me encojo como puedo y aguanto. Sigo andando y llego a la meta, el wc. Me siento, y ooootra contracción. Es el pis más largo de mi vida. Estuve allí metida por lo menos 10 minutos. Hasta se preocuparon por mí jajaja. Salgo del baño y otra vez a la cama, a seguir sufriendo.



8:00 horas:
Otro tacto (estaba ya hasta el moño de tanto toqueteo, ¡¡dejadme en paz ya!!). Esta vez un hombre (habían hecho el cambio de turno hacía un momento, vino la matrona simpática a despedirse de mí y todo). 5 cm. y medio. ¿¿¿Enserio??? ¿Solo he dilatado 2 cm. y medio en 3 horas? Esto es demasiado pal cuerpo. Aquello ya dolía MUCHO. Yo ya no sabía a qué lado de la cama agarrarme, me la conocía "de pe a pa". Oxitocina. Eso fue la única palabra que escuché decir al hombre este entre el resto de la frase, mientras colgaba una bolsita con un líquido y me la enchufaba a la vía. Madre mía, cuando aquello dijo "aquí estoy yo"... Contracciones prácticamente a cada minuto. De pronto escucho una especie de chasquido pequeñito y empiezo a notar que me hago pis encima.
"Madre mía, qué vergüenza, después de lo que llevo pasado voy y me meo encima. Ya lo que me faltaba". Pero no. Enseguida caí en que había roto la bolsa. Mi chico avisó a la enfermera y vino a cambiar el cubrecamas.


9:30 horas:
Llama mi madre por teléfono a mi chico para decirle que ya había llegado. Le digo que vaya a comer algo, y que mientras tanto entrara mi madre para quedarse conmigo. Así que hicieron el cambio. Cuando vi a mi madre entrar por la puerta me entro repentinamente una paz y una tranquilidad inexplicables (pero claro, los dolores lo estropeaban todo). Allí que llegó, me abrazó, me besó, me agarró fuerte la mano, me secaba el sudor, me abanicaba, me daba ánimos... Yo tenía una mezcla entre alegría por ver a mi madre, desesperación por que todo aquello acabara, impaciencia por ver a mi niño, inseguridad por no saber como iba a salir todo... Es una mezcla de sensaciones indescriptible.


10:00 horas:
De nuevo otro tacto (y por suerte el último). 6 cm. y medio, no llegaba a 7. No me lo podía creer... aún me faltaba 3 cm. y medio por dilatar y yo ya estaba que no podía más. El niño seguía sin descender por el canal de parto, y la chica que me hizo este tacto no hacía más que decirme que empujara con todas mis fuerzas para hacer que el niño bajara, pero por más que empujaba yo ya no podía más, estaba muy cansada física y emocionalmente. Por mi cabeza pasó la palabra "cesárea" (maldita palabra...). Lo que fuese para que acabara aquel infierno. A los 15 minutos vuelven a entrar para mirar el monitor. Ponen caras raras, vuelven a mirar los papeles. Llaman a otra matrona para que eche un vistazo. Cuchichean. La matrona esta que vino era más mayorcita, seria y seca. Menea la cabeza de un lado a otro y dice:


- "Preparadla YA que nos la llevamos a quirófano. Hay que hacerle una cesárea urgente".


Yo me descompuse en aquel momento; nunca había entrado en un quirófano (y con lo hipocondríaca que soy, ya empecé a pensar si saldría viva de allí o no). Mi madre puso cara de espanto, preguntando que por qué me llevaban, que qué pasaba allí.


- "Al feto le está empezando a faltar el oxígeno".


Pánico x2. En aquel momento sufría porque mi niño estaba en peligro. "Madre mía, si tiene que pasar algo que me pase a mí, pero que mi niño nazca bien". Es lo único que pensaba en ese momento, mi niño. Imaginaos si fue urgente la cosa que me prepararon en dos minutos. Sonda, rasurar, gorro, patucos... Y a toda pastilla para quirófano. Ni siquiera dejaron que mi chico me diera un beso.


10:20 horas:
Ya en el quirófano empecé a ver médicos corriendo de un lado a otro, preparándose y preparándome a mí. Gorros, mascarillas, guantes, luces... Estaba como en una pesadilla de la que quieres despertar pero no sabes cómo. Yo preguntaba por qué estaba allí, si mi niño corría peligro, quería saberlo todo.                                                    Ellos intentaban distraerme haciéndome preguntas del tipo:


- "¿De dónde eres? Porque acento de pacense no tienes"; ¿Y cómo es que te has venido para acá? ¿Cómo se va a llamar tu niño?"


Lo último que recuerdo allí dentro fue una mascarilla acercándose a mi boca. No había tiempo ni para poner la epidural, que tarda unos 15 minutos en hacer efecto.


- "Respira hondo".


Tres inhalaciones y a dormir.


10:35 horas:
Nace Ángel. Evidentemente yo estaba dormida y no pude verlo (esta pena me acompañará toda mi vida). Se lo enseñan a mi familia y a la de mi chico mientras a mí terminan de coserme. Se emocionan muchísimo al ver al peque, pero a los dos minutos se lo vuelven a llevar para adentro, que no se enfriara.


............ (Continuará) 

3 comentarios:

  1. ¿De donde sacastes esas fuerzas? Ya te lo dije, se reencarnó Hulk en tu interior, solo te faltó ponerte verde. Pero no me arrepiento, 2 días con la mano en hielo y como nuevo.
    Tambien me quedaré con la pena de no haberme dejado despedir de ti antes de entrar en quirofano y no haber podido asistir al parto, pero bueno lo sustituyo con caida de baba cada vez que miro al niño.

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  2. Antes de nada, enhorabuena por tu niño Ángel :) Creo que has sido muy valiente en contar cómo fue tu parto para que todo el mundo lo pueda leer, todos los testimonios son muy necesarios para saber de primera mano (qué mejor que lo explique la madre) cómo son los partos en España.
    Un abrazo muy fuerte!

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    1. Gracias Andrea!

      Esto de contar el parto no es nada fácil, más después de lo que pasé yo, pero me sirve para lo que tú dices, que otras mamás sepan cómo son los partos en España, y además como desahogo y/o vía de escape... Muchas gracias por comentar, te sigo en tu blog de Bebebibobu ;-)

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