19 de septiembre de 2013

Retomando el blog (parte II)

Hola chicos/as!!

Vuelvo a estar por aquí, intentando, una vez más, retomar el blog y ponerme en serio con él, como hacía antes. También es verdad que antes tenía más tiempo, Ángel era más pequeñito y más tranquilo, ahora es que no para quieto (normal, como un niño que es...). Así que, me lo voy a proponer, y voy a tratar de escribir todos los días un poquito, porque la verdad que me venía incluso bien para relajarme!

No sé por dónde empezar a contaros todo lo que ha pasado en este tiempo que no he escrito. Tampoco me quiero hacer muy pesada, así que voy a resumir un poco lo que ha pasado en estos días, y poco a poco os voy poniendo al tanto.

Ángel empezó la guardería el día 2 de septiembre. No sé quién lo vivió con más ilusión, si él y yo jaja. No os voy a mentir, estaba un poquito nerviosa porque no sabía como iba a reaccionar (aunque me lo imaginaba). Cuando llegamos a la puerta de la guarde, nos dejó a todos boquiabiertos: lo cogió su seño Guadalupe en brazos y ni rechistó! Lo metió para adentro y no soltó ni una lágrima, al contrario, cuando vio el paraíso donde iba, con tantos niños y juguetes alrededor, se entusiasmó. Todo un alivio para mí, que seguro que si el niño se pone a llorar, voy yo detrás! Lo peor era la hora de salida, ahí es cuando se ponía a llorar, no se quería salir! Pero como en la salida era yo quien lo calmaba, estaba más tranquila. Así que en resumen bien, al menos las dos primeras semanas... porque hace cuatro días le ha dado por llorar cuando lo dejamos allí. Quizás es porque, después del periodo de adaptación, donde todo eran juegos y "libre albedrío", ya empiezan a poner unas normas para una buena conducta, y a él eso de obedecer como que no le hace especial gracia. Pero tampoco sabemos si es por eso, o porque se estaba empezando a poner malito (lo que yo más temía de la guarde, los virus). El viernes pasado por la noche, vomitó la cena y empezó con fiebre, así que Dalsy al canto. El sábado pasó el día medio bien, con alguna recaída. Por la noche fue cuando volvió a empeorar la cosa. Le costaba tragar, tosía, tenía mocos... y a las 2 de la mañana, pitando a urgencias con más de 39.5º de fiebre. Suerte que no había nadie, así que entramos rápido. Lo mismo de siempre: exploración completa, auscultación, mirar garganta y oídos... lo típico. Resultado: infección de las vías altas, garganta y oídos rojos e inflamados. Un par de horas en observación para que remitiera la fiebre y a casa con Dalsy, Apiretal y Amoxicilina bajo el brazo. Los antitérmicos no le hacían mucho efecto, ya que antes de las tres horas entre uno y otro, ya tenía otra vez la fiebre por las nubes. El domingo, a las 9 de la mañana, el niño con unos temblores de aúpa.. 40º. Otra vez a urgencias, nunca había tenido tanta fiebre. Cuando llegamos le tomaron la temperatura y tenía 41.1º. Le hicieron exactamente lo mismo que siete horas atrás. Nos vuelven a dejar en observación, esta vez más tiempo, esperando a que la fiebre remitiera... Todo para que nos digan que hasta que no pasaran mínimo 24 horas, el antibiótico no empezaría a hacer efecto y remitir la fiebre. A las 12:30, para casita con 38.5º. Ese día lo pasó bastante pachucho, acostumbrada a ver al terremoto en acción que no para un segundo, me daba bajón verlo tan apagadito, tan mustio mi niño. Hoy, tres días después, está como una rosa. Hemos ido al pediatra esta mañana y, aunque aún tiene un poco inflamada la garganta, ya parece que no tiene nada. Está de trasto como siempre, y yo más tranquila y aliviada.

En resumidas cuentas, esto es lo que hemos vivido estos últimos días, en los que he acabado molida por las pocas horas de sueño y el vigilarlo constantemente para ver como estaba. Pero todo merece la pena para volver a verlo tal y como él es, risueño. Es lo que tenemos las madres :-)

Ahora, sin aburriros más, os dejo alguna foto para que veáis lo grande y guapetón que está el peque, a sus 21 meses. Espero que retoméis mis aventuras con las mismas ganas que yo os las cuento! Un abrazo ♥

02/09/2013 - Primer día de guarde

Me encanta esta foto, me transmite tanta paz cuando duerme...

Al rico chocolate!!

Besito de mamá

Lo más bonito de mi vida



8 de febrero de 2013

Retomando el blog

¡Cuanto tiempo ha pasado desde la última entrada que publiqué! La verdad que no sé por qué deje de escribir, estar con el peque no me deja mucho tiempo, pero quizás me pudo más la perrería, para qué nos vamos a engañar. Pero hoy me ha vuelto a dar la venilla de escribir, que desde que no lo hago han pasado muuuuuuuuchas cosas, buenas y malas, interesantes y no tanto, así que hoy no lo voy a escribir todo, voy a ir dejándolo para tener unas cuantas entradas, que luego me quedo sin ideas!

Hoy solo voy a contar que hemos estado en el carnaval. El peque ha disfrutado un montón con los tambores, la gente disfrazada y los niños.Él ha ido de perrito, más bonito que ná, iba llamando la atención con esos mofletes que se le colorean cuando hace frío, esos ojos sin pestañas que tiene y la nariz pintada, la gente giraba la cabeza para mirarlo. Y mamá con la babita caída, claro :)

El cachorrito y mamá

Espero que vosotros disfrutéis el carnaval tanto como lo hacemos nosotros!!

En breve volveré a escribir, ahora me voy a descansar que me duelen las cervicales un montón! Besos!

19 de mayo de 2012

Las que no damos teta también somos madres

Este es un tema que me toca mucho la moral.

Desde que me enteré que estaba embarazada (incluso antes), tenía muy claro que quería darle el pecho a mi hijo. Por cosas de la vida al final no pudo ser así por varias razones: al ser cesárea de urgencia con anestesia general, lo primero que notó mi hijo en la boca fue una tetina de biberón, donde no tenía que hacer esfuerzo apenas porque la leche salía sola prácticamente; lo ponías al pecho a hacer succión y decía que tururú, que él quería lo cómodo. A esto le añadimos que yo tengo el pezón plano, y por lo que me dijeron en el hospital es muy difícil que agarren el pecho, aunque no imposible. Por más que ponía al niño al pecho, aquello ni p'atrás ni p'alante. Intentaba estimular el pezón para que saliera, pero no había forma, yo creo que se me juntaban nervios, desesperación, ansiedad... emociones por un tubo, y eso unido a un calorazo que hacía en el hospital, que ni poniéndome una botella de agua fría aquello reaccionaba. Ni con ayuda de las enfermeras el niños quería colaborar! Ni con pezoneras, ni con el sacaleches, ni dejándolo horas sin comer para ver si a la desesperada se enganchaba... pero qué queréis que os diga, yo a mi hijo no lo iba a matar de hambre, así que no me quedaba otra que enchufarle biberón, muy a mi pesar. Y era un berrinche tras otro cada vez que lo intentábamos, así que los llantos del peque no me dejaban tranquilizarme, no ayudaban para nada. Me dijeron que lo siguiera intentando en casa, más tranquila, en mi ambiente, que estuviera a solas con mi niño y que casi seguro así lo conseguiría... ni de coña. Lo estuve intentando como tres meses, pero no hubo forma. Terminé desistiendo. El niño se acostumbró al biberón desde el primer día y me dijo que la teta pa mí. Pensé en ir a un grupo de lactancia, pero ya tenía todas las esperanzas perdidas y la moral hundida, así que pasé.

Luego vienen las miradas y los comentarios de los demás. Incluso los reportajes, como el de la revista The Times. Lactancia materna por todos lados. Me parece muy bien y respeto que se apoye y se intente inculcar a toda costa, pero no se da cuenta la gente de que puede llegar a hacer daño a las que no hemos podido hacerlo? Ya no hablo de las que no han querido hacerlo, sus motivos tendrán (y son igual de respetables), si no las que por problemas no hemos podido. Tan mal visto está que se le de biberón en vez de teta? Yo me veo igual de madre que cualquier otra, la diferencia es que para l@s demás parece no ser así.

Todo esto ha venido a un texto que he visto por internet, que la verdad me ha gustado mucho, porque habla de las madres que dan biberón, y dan consejos. Por fin me he sentido a gusto y muy identificada leyendo algo sobre la lactancia. Os dejo con él:

¿Qué puedes hacer cuando no puedes darle el pecho a tu bebé?

Existe un momento que resulta difícil para algunas madres cuando saben que no podrán dar el pecho a su bebé. La lactancia materna se ha idealizado tanto a nivel social, que en parte, produce dolor el hecho de tener que recurrir al biberón durante los primeros meses. ¿Qué hacer en ese caso para sobrellevar el tema de la mejor forma posible?

1. En primer lugar, asumir la situación con mucha madurez emocional y con sensatez. Por suerte, no se trata de nada grave, ya que el niño, crecerá igualmente sano y fuerte.

2. No te culpes por ello, ya que no tiene nada que ver con tu voluntad. Existen muchos elementos que caen fuera del campo de acción de una madre. En ese caso, lo mejor es aceptar los acontecimientos tal y como son. Sin mayor dramatismo y sin hacer una tragedia de algo que no lo es.

3. Pregunta todas tus dudas al especialista y quédate tranquila.

4. Comparte tus sentimientos con una persona de confianza, por ejemplo, con tu pareja. Dile cómo te sientes.

5. Analiza todas las ventajas que te aporta el biberón. Por ejemplo, es más fácil dar el biberón al niño en los planes de ocio con otros amigos que darle el pecho. Por otra parte, gracias al biberón, otras personas también pueden implicarse en la alimentación del bebé, por ejemplo, el padre y los abuelos.

6. Tu vínculo con tu niño será igual de fuerte aunque no puedas disfrutar de la lactancia materna. Comparte tiempo con él, cógele en brazos, léele un cuento cada noche antes de acostarle, abrázale, quiérele mucho, háblale...

7. No te compares con otras madres que sí que pueden dar el pecho a su bebé. Cada situación es diferente y cada caso también lo es.

No sé quién lo ha escrito, porque lo he encontrado en una página de Facebook y no tenía créditos, pero la verdad que me ha levantado mucho el ánimo. Por fin alguien que habla bien de la lactancia artificial y no la pone como si estuvieses cometiendo un delito.

Lo único que tengo que decir es, que aún con leche artificial, mi hijo se está criando sano, fuerte y precioso, y yo soy la madre más feliz del mundo. Y estoy segura de que mi hijo me querrá como a nadie.


Este post va dedicado a todas las madres que, como yo, damos el biberón a nuestros hijos. Si os sentís mal, ya sabéis que no tenéis motivos! Mirad a vuestr@ pequeñ@ y disfrutad cada momento de él, porque el tiempo pasa muy deprisa.

13 de mayo de 2012

Los 5 mejores meses de mi vida...

... Y que sean muchísimos más los que pasemos juntos.


Ayer mi bebé cumplió 5 meses. ¡¡5!! Y parece que fue ayer cuando estaba tirada retorciéndome de dolor en la camilla del hospital...

Ya me decían que disfrute al máximo del peque, porque crecen muy deprisa. "Como todo lo bueno pasa muy rápido", pensaba siempre que me lo decían. Pero jamás se me había pasado TAN rápido. Por suerte (aunque por otro lado, por desgracia), no estoy trabajando, así que puedo permitirme estar 24 horas con él y no perderme un sólo detalle. Siempre estoy cámara en mano para inmortalizar todo lo que pueda (sólo de él tengo casi 20 gigas entre fotos y videos, ahí es ná).

Recién nacido
Con un mes
Con dos meses
Con tres meses
Con cuatro meses
Hoy mismo, con cinco meses

Qué cambio más tremendo, tanto físico como psíquico.

Hemos empezado a tener un calor bestial, y mi niño lo está pasando muy mal. Nació en pleno Diciembre y no sabe lo que es el verano... y lo que te queda, hijo mío. Ojalá pudiera pasar yo todo tu calor y que tú estuvieras fresquito, pero no se puede. Lo tengo todo el día prácticamente en pañal, menos cuando salimos a la calle, claro. No quiere brazos, no quiere ropa, no quiere nadaaaa, lo único que le calma un poquito es un baño fresquito y relajante, pero en cuanto lo sacas de la bañera, a llorar! Espero que poco a poco se acostumbre, por que si no crudo lo lleva con el veranito que se pasa aquí.

Ya ha empezado con los cereales y la fruta. Le pirran. Con los cereales apenas notó el cambio (son en el biberón mezclados con la leche), pero con la fruta le ha costado un poquito más. Al principio ponía (y pone, aunque ya menos) caras raras. Los sabores nuevos no le hacen mucho tilín, pero como le coja el gustillo no para! Empecé dándole unos potitos que vienen ya hechos de la marca hacendado: 100% fruta natural, sin gluten, sin lactosa, bla bla bla... le encantaron. Luego zumitos, también comprados en tarrito de cristal, de la marca Hero, le encantan. En cuanto se acabaron decidí hacerle yo los potitos y los zumos. Más naturales son, desde luego. Así también puedo innovar y experimentar recetas nuevas. La que creo que más le gusta por ahora es:

1/2 plátano
1/2 manzana
1/2 pera
1 cacito de leche en polvo
1 cacito de cereales
30 ml. de agua

Se lava muy bien la fruta. Se pela la manzana y la pera y se cuecen durante 15 minutos. Una vez cocido se escurre y se echa en un recipiente. Se le añade el plátano, la leche y los cereales. Batir muy bien, hasta que quede todo como una papilla. Dejar enfriar un poco.
¡Listo! Es super fácil y a Ángel le chifla. También le hago los zumos: un día de naranja (rebajada con un poco de agua), otro día con naranja y manzana, otro día con manzana y pera, y así... hasta ahora le gusta toda la fruta que ha probado y ninguna le ha sentado mal por suerte. De momento no me atrevo a meterle más fruta hasta que no sea un poquito más mayor (he visto recetas con melocotón y albaricoque, pero me da no sé qué por esto de las alergias, así que prefiero esperar un poco).

Estas son las pintas de mi niño disfrutando de sus ricos potitos:



Jeje, disfruta como un monillo chico! Y yo disfruto igual o más que él.

Otra cosa nueva es que se queda dormido en cualquier sitio. Le cuesta muchísimo dormirse, sobre todo cuando tiene sueño y no es capaz de conciliarlo o lo intentamos dormir, pero a lo mejor está jugando y si tiene mucho mucho sueño se le empiezan a cerrar los ojitos solos... y se queda dormido en los sitios más insospechados jaja!

Encima de mamá
En la mano de papá
De lado en mi cuna
En el carrito
... Como veis, es un dormilón nato (como su madre, su abuela y su bisabuelo jiji). Lo lleva en los genes.

Otra cosita que ha aprendido a hacer es chuparse el dedo gordo de la mano (al del pie llega con dificultad aún). Antes se chupaba el dedo que pillaba, ahora está aprendiendo a cogerse el pulgar. Creo que no es bueno. Pero no quiere chupete! Que dicen que tampoco es bueno, pero dentro de lo que cabe, el chupete se puede tirar cuando se haga mayor, pero el dedo no se lo puedo arrancar! Y  ves niños por la calle con 6 y 7 años (o más) chupándose el dedo... eso no puede ser bueno para su boquita. ¿Qué hago? ¿Le dejo que termine de coger la costumbre o se la intento quitar? ¿Cómo? Ains.. qué lío!


También ha aprendido a levantar las piernitas y a cogerse los pies. Aunque se lo impide un poco la barriguilla, pero está tan gracioso...!!


Ahora mismo pesa 7,690 (con ropa ligerita y pañal, así que estará por unos 7,500) y el mes pasado medía 61 cm., así que tiene que estar por los 63 o 64. Es un campeón mi churrilla :)

Bueno, y de momento nada más así llamativo (seguro que se me ocurrirá algo más cuando publique la entrada). A medida que pasen los días seguiré escribiendo novedades, descubrimientos y anécdotas de Ángel, porque sé que os gusta leerlas y a mí me encanta compartirlas con vosotros. Gracias una vez más por estar ahí y por seguirme. Y gracias a mi niño por darme lo más importante de esta vida!! Un besazo muy grande de parte de Ángel y mía. Nos vemos en la próxima entrada!!

PD: Felicidades desde aquí a Marian y Pablo, que ayer día 10 fueron papás de Adrián, un niño precioso. Prometo hacer entrada sobre ellos, que los quiero mucho y como especie de homenaje!!

6 de mayo de 2012

Felicidades, mamá

Hoy vuelvo a retomar el blog, después de un pequeño parón por vacaciones, para dedicarle este post a una de las personas más importantes de mi vida: mi madre.

No es que yo sea una devota de estos "días comerciales", pero ves que todo el mundo felicita a sus madres, y la mía no va a ser menos.


Ahora que yo soy madre, me doy cuenta de todo lo que la mía ha luchado por mí. Siempre ha estado al pie del cañón para darnos lo que se ha podido a mi hermana y a mí.

Es cierto que a veces es una gruñona y tiene sus días malos, como todo el mundo; pero no por eso la voy a querer menos.

No ha dudado nunca en quitarse de comer para dárnoslo a nosotras. Ha trabajado día y noche duramente para poder salir adelante. Ha sido mi mejor amiga (aunque antes no quise darme cuenta), pero ahora sé que puedo confiar en ella más que en nadie, ya que sé que es la única persona en este mundo que no me va a fallar nunca. En los momentos de cachondeo, ella siempre es la primera, la alegría de la huerta. Cuando hemos estado metidas en la cama enfermas, ella siempre ha estado ahí cuidándonos. Cuando no era capaz de dormirme, ella me cogía los pies y me hacía cosquillitas hasta que me dormía.

Gracias mamá, por todos los besos que me has dado (y que me darás)
Gracias mamá, por la paciencia que has tenido conmigo en mis años rebeldes.
Gracias mamá, por cuidarme siempre tan bien.
Gracias mamá, por todos los consejos y la ayuda que me has dado sin esperar nada a cambio.
Gracias mamá, por luchar tanto por nosotras, por estar siempre de pie aunque las fuerzas fallen, por todo tu esfuerzo y sacrifio.
Gracias mamá, por estar ahí siempre que lo necesito.
Gracias mamá, por tu entrega sin límites y tu amor sincero.

Perdóname si alguna vez te hice daño, nunca ha sido queriendo.
Perdóname por haber sido una niña rebelde que no escuchaba tus consejos y hacer lo que me viniese en gana.
Lo siento por sacarte tanto de tus casillas.

Si alguna vez hice o hago algo que te haga daño, solo espero que puedas perdonarme; y aunque estemos lejos, sabes que mi corazón siempre está contigo.

Una vez más, gracias por todo mamá, por lo bueno y por lo malo. Espero ser tan buena madre con mi hijo como lo eres tú conmigo.

¡¡Te quiero!!


Ella es el segundo ángel de mi vida :)

{Madre: la palabra más bella pronunciada por el ser humano}

24 de marzo de 2012

¿Por qué crece tan rápido?

Hace unos días era un bebé pequeñito, delgado, con el pelo oscuro, no reaccionaba ante lo que le hacías o decías, no veía, solo quería dormir, comer y estar limpito... más o menos como un muñeco Baby Born.


Ahora es totalmente lo contrario: grandote, con sus rosquitas en piernas y brazos, peloncete, se le ha aclarado el color del pelo, se parte de risa en cuanto le dices cualquier tontería, pone pucheritos si haces como que lloras tú (es muy sentimental mi niño), te ve desde bien lejos, tiene unos reflejos excepcionales, le encanta ver dibujitos y colorines en la tele, empieza a agarrar sus juguetitos, se lleva las manitas a la boca, se mira y se agarra los piececillos, ya casi se mantiene sentado él solo, duerme mini-siestas y quiere más juego de día, de noche ya aguanta sus ocho horitas, come cada tres o cuatro horas, se ensucia mucho menos que antes... es muy distinto, pero yo me quedo con esta etapa.


Eso sí, qué penita me da que pase tan rápido el tiempo... cuando me quiera dar cuenta lo tengo correteando por casa. Por eso quiero disfrutar de él al 100% mientras pueda, para no perderme ni un solo momento ni descubrimiento suyo.

Ahora creo que está empezando con la boca, a sus tres meses. ¿Es posible siendo tan pequeño? Una tía de mi padre (que ha cuidado de nueve niños) me ha dicho que sí, que es totalmente normal, así que haré caso de la voz de la experiencia. Pero pobrecito mi niño, se pasa el día con las manitas en la boca, babea mucho, rabia de dolor, llora, lo quiere morder todo, los mordedores fríos le calman mucho, come menos que antes... en fin, empezamos esta nueva aventura llamada "la salida de los dientes".


PD para colmo se me ha resfriado, ya es lo que le faltaba. Así que muchos mimitos y Apiretal al canto. Por suerte no le ha dado fiebre (toquemos madera).

Gracias a todos por leerme, nos vemos en la próxima publicación :-)

Historia de un parto (III)

............ (Continuación)


Ya en la sala de observación, yo seguía dormida. Empiezo a escuchar unas voces de fondo:


- "Lidia despierta" "Venga Lidia" "Despiértate"... y similares.


Poco a poco las voy escuchando más cercanas, hasta que por fin mi cuerpo reacciona y puedo entreabrir los ojos. Veo una sala muy iluminada, yo allí sola, con una bolsita colgando enchufada a mi vía (supongo que serían calmantes), a mi izquierda una ventana cerrada, y repartidas por la habitación, otras camillas separadas por cortinas blancas. No me puedo mover, mi cuerpo aún no quiere reaccionar. Quería hablar, gritar, correr, salir de allí, estar con los míos... pero no podía. En cuanto empiezo a tener un poco de conciencia,  lo primero que hago es ponerme a llorar como una niña chica. Se acerca una enfermera por allí, y al verme llorar me pregunta:


- "Pero por qué lloras mujer?


Luchaba por poder hablar. En cuanto pude, las primeras palabras que salieron de mi boca, entre sollozos, fueron:


- "Mi bebé... ¿dónde está mi bebe?


- "Anda chiquilla no llores, que has tenido un niño precioso y está muy bien. Ahora mismo te lo traigo". Y se aleja a la sala contigua.


Yo estaba ansiosa por ver a mi niño. Casi no sabía ni dónde tenía la cabeza, pero las ganas de verlo eran irrefrenables. Silencio. A lo lejos se oye un llanto: ¡¡¡era mi niño!!! Estaría calentito allí en su cunita y lo molestaron, pobrecito. Veo venir a la enfermera con una cosita muy pequeñita y llorona en los brazos.


- "Toma, aquí lo tienes".


Fue ponérmelo encima y callarse inmediatamente. Qué sensación tan inexplicable cuando lo cogí por primera vez. Era mi hijo. "Por favor, qué cosita más bonita, ¿esto lo he creado yo?" "Qué pequeñito, ¿cuánto habrá pesado?" Miles de preguntas se me pasaban por la cabeza, pero no tenía fuerzas ni para preguntar. Casi no podía ni mover los brazos, pero saqué fuerzas para acunar a mi niño de tal forma que no se me moviera. Qué momento... la que haya sido madre me entenderá. Yo seguía con mi llantina, ahora más que antes, pura emoción.


A los cinco o diez minutos vuelve a venir la enfermera a comentarme que en un momento vendrían mis familiares a verme. "¡Quiero estar con mi chico y mi madre!" pensé. Pero me desilusioné cuando los vi aparecer por la ventana (sí, aquella a mi izquierda que estaba cerrada). Yo quería estar con ellos, que me abrazaran y me besaran, sentirme arropada... y no allí sola en una habitación fría y silenciosa. Pero bueno, había que conformarse, menos es nada. Cuanta emoción veía en sus caras. Allí estaban mi chico, mi madre, mi tío y mis suegros. Todos allí expectantes mirando al pequeñajo (supongo que a mí también, pero tenía que tener yo una pintas... jajaja). En la ventana había una especie de telefonillo del lado donde estaban ellos y de mi lado un altavoz. Me recordaba a una cárcel. Allí se fueron pasando el teléfono para hablar un poquito conmigo, aunque tampoco querían agobiarme.


Ya cuando se fueron, me quitaron al peque y se lo volvieron a llevar. "Luego te lo vuelvo a traer", me dijo la enfermera. "¿Cómo que luego te lo vuelvo a traer? Dame a mi niño, no te lo lleves, no lo separes de mí..." quería haberle dicho, pero no tenía fuerzas. Iba echando cabezadas, producto de los calmantes y parte de la anestesia. Iba viendo como entraban y salían parturientas, a todas les ponían a sus hijos al pecho, y yo allí me sentía marginada, sola y sin mi bebé... "¿Por qué ellas sí y yo no?", no me lo explico. Venían, me preguntaban qué tal me sentía, si me podía incorporar, análisis de sangre... yo ya me quería ir de allí, y solo hacía preguntar que cuándo me subirían a planta. "Un último análisis para comprobar una cosa y si todo está bien ya te subimos". Esos minutos se me hicieron eternos, quería que pasaran cuanto antes. En medio de todo esto volvieron a venir a verme unas dos o tres veces más, pero no me acuerdo muy bien. Ya sobre las 6 escuché la bendita frase: "te vas para arriba". Ufff se me hizo eterno el estar allí.


Ya a partir de aquí, los recuerdos son tenues. Tengo pequeños fragmentos de los dos primeros días, pero no del todo claros. El primero sé que tuve que estar 24 horas sin poderme levantar y apenas ni moverme, pero como estaba medio drogada casi no me acuerdo. El segundo ya empecé a levantarme con ayuda, llegaron las visitas, me hacían curas, podía andar un poquito, me levantaba a ver a mi niño allí metido en su cunita y poco más, los puntos tiraban y el ir enganchada a una vía me limitaba bastante el movimiento. Lo que sí recuerdo bien son los entuertos, aaaaaaaay madre, cómo duelen, y más con la cicatriz reciente. Entuertos van, entuertos vienen... cuando tenía puesto el calmante bien, pero cuando me ponían la oxitocina para ayudar a acelerar el proceso de "recolocación" bufff, deseaba que terminara cuanto antes.


Ya el tercer y cuarto día muy bien, andaba por los pasillos para no estar muy amodorrada todo el día, cogía a mi niño, le daba todo el amor y cariño que no me dejaron darle desde el principio, hablaba con mi madre/suegra/chico y todo el que pasara por allí, con mi madre me pegué un jartón de reír cojonudo la noche que se quedó conmigo... yo estaba acojonada por si se me saltaba algún punto, pero no podía parar de reírme, sus "cortocircuitos mentales" son dignos de recordar (mamá, algún día te dedicaré una entrada jajaja).


No recuerdo qué día fue el que me dijeron todo sobre mi niño: nació el día 11 a las 10:35 horas, pesó 2,690 kg., midió 48 cm., test de apgar 9/10.  ¡Pero qué pequeñito era! Si a mí el ginecólogo me dijo que venía un niño grandote, en la última ecografía pesaba según él 3,200 kg... no sé. El caso es que estaba muy sanito mi gordo, y yo la mamá más feliz. (No del todo por el tema de la lactancia, pero esto lo contaré más adelante).


Fueron cuatro días allí metida y no veía el momento de irnos a casa. El hospital agobia, MUCHO. Allí encerrada sin poder salir, la comida MALÍSIMA, personal que deja mucho que desear (la mayoría de enfermeras muy agradables, pero siempre hay excepciones)... y llegó el gran día: 15 de diciembre: ¡¡nos vamos a casa!! Me preparo, preparamos al peque, vuelven a revisarlo de arriba a abajo (escucha bien, perdió muy poquito peso (50 gr.), así que salió de allí pesando 2,640 kg.), en general muy bien. Lo metemos en el capazo y para el coche.


A partir de ese momento podíamos empezar a decir que somos una familia.