24 de marzo de 2012

¿Por qué crece tan rápido?

Hace unos días era un bebé pequeñito, delgado, con el pelo oscuro, no reaccionaba ante lo que le hacías o decías, no veía, solo quería dormir, comer y estar limpito... más o menos como un muñeco Baby Born.


Ahora es totalmente lo contrario: grandote, con sus rosquitas en piernas y brazos, peloncete, se le ha aclarado el color del pelo, se parte de risa en cuanto le dices cualquier tontería, pone pucheritos si haces como que lloras tú (es muy sentimental mi niño), te ve desde bien lejos, tiene unos reflejos excepcionales, le encanta ver dibujitos y colorines en la tele, empieza a agarrar sus juguetitos, se lleva las manitas a la boca, se mira y se agarra los piececillos, ya casi se mantiene sentado él solo, duerme mini-siestas y quiere más juego de día, de noche ya aguanta sus ocho horitas, come cada tres o cuatro horas, se ensucia mucho menos que antes... es muy distinto, pero yo me quedo con esta etapa.


Eso sí, qué penita me da que pase tan rápido el tiempo... cuando me quiera dar cuenta lo tengo correteando por casa. Por eso quiero disfrutar de él al 100% mientras pueda, para no perderme ni un solo momento ni descubrimiento suyo.

Ahora creo que está empezando con la boca, a sus tres meses. ¿Es posible siendo tan pequeño? Una tía de mi padre (que ha cuidado de nueve niños) me ha dicho que sí, que es totalmente normal, así que haré caso de la voz de la experiencia. Pero pobrecito mi niño, se pasa el día con las manitas en la boca, babea mucho, rabia de dolor, llora, lo quiere morder todo, los mordedores fríos le calman mucho, come menos que antes... en fin, empezamos esta nueva aventura llamada "la salida de los dientes".


PD para colmo se me ha resfriado, ya es lo que le faltaba. Así que muchos mimitos y Apiretal al canto. Por suerte no le ha dado fiebre (toquemos madera).

Gracias a todos por leerme, nos vemos en la próxima publicación :-)

Historia de un parto (III)

............ (Continuación)


Ya en la sala de observación, yo seguía dormida. Empiezo a escuchar unas voces de fondo:


- "Lidia despierta" "Venga Lidia" "Despiértate"... y similares.


Poco a poco las voy escuchando más cercanas, hasta que por fin mi cuerpo reacciona y puedo entreabrir los ojos. Veo una sala muy iluminada, yo allí sola, con una bolsita colgando enchufada a mi vía (supongo que serían calmantes), a mi izquierda una ventana cerrada, y repartidas por la habitación, otras camillas separadas por cortinas blancas. No me puedo mover, mi cuerpo aún no quiere reaccionar. Quería hablar, gritar, correr, salir de allí, estar con los míos... pero no podía. En cuanto empiezo a tener un poco de conciencia,  lo primero que hago es ponerme a llorar como una niña chica. Se acerca una enfermera por allí, y al verme llorar me pregunta:


- "Pero por qué lloras mujer?


Luchaba por poder hablar. En cuanto pude, las primeras palabras que salieron de mi boca, entre sollozos, fueron:


- "Mi bebé... ¿dónde está mi bebe?


- "Anda chiquilla no llores, que has tenido un niño precioso y está muy bien. Ahora mismo te lo traigo". Y se aleja a la sala contigua.


Yo estaba ansiosa por ver a mi niño. Casi no sabía ni dónde tenía la cabeza, pero las ganas de verlo eran irrefrenables. Silencio. A lo lejos se oye un llanto: ¡¡¡era mi niño!!! Estaría calentito allí en su cunita y lo molestaron, pobrecito. Veo venir a la enfermera con una cosita muy pequeñita y llorona en los brazos.


- "Toma, aquí lo tienes".


Fue ponérmelo encima y callarse inmediatamente. Qué sensación tan inexplicable cuando lo cogí por primera vez. Era mi hijo. "Por favor, qué cosita más bonita, ¿esto lo he creado yo?" "Qué pequeñito, ¿cuánto habrá pesado?" Miles de preguntas se me pasaban por la cabeza, pero no tenía fuerzas ni para preguntar. Casi no podía ni mover los brazos, pero saqué fuerzas para acunar a mi niño de tal forma que no se me moviera. Qué momento... la que haya sido madre me entenderá. Yo seguía con mi llantina, ahora más que antes, pura emoción.


A los cinco o diez minutos vuelve a venir la enfermera a comentarme que en un momento vendrían mis familiares a verme. "¡Quiero estar con mi chico y mi madre!" pensé. Pero me desilusioné cuando los vi aparecer por la ventana (sí, aquella a mi izquierda que estaba cerrada). Yo quería estar con ellos, que me abrazaran y me besaran, sentirme arropada... y no allí sola en una habitación fría y silenciosa. Pero bueno, había que conformarse, menos es nada. Cuanta emoción veía en sus caras. Allí estaban mi chico, mi madre, mi tío y mis suegros. Todos allí expectantes mirando al pequeñajo (supongo que a mí también, pero tenía que tener yo una pintas... jajaja). En la ventana había una especie de telefonillo del lado donde estaban ellos y de mi lado un altavoz. Me recordaba a una cárcel. Allí se fueron pasando el teléfono para hablar un poquito conmigo, aunque tampoco querían agobiarme.


Ya cuando se fueron, me quitaron al peque y se lo volvieron a llevar. "Luego te lo vuelvo a traer", me dijo la enfermera. "¿Cómo que luego te lo vuelvo a traer? Dame a mi niño, no te lo lleves, no lo separes de mí..." quería haberle dicho, pero no tenía fuerzas. Iba echando cabezadas, producto de los calmantes y parte de la anestesia. Iba viendo como entraban y salían parturientas, a todas les ponían a sus hijos al pecho, y yo allí me sentía marginada, sola y sin mi bebé... "¿Por qué ellas sí y yo no?", no me lo explico. Venían, me preguntaban qué tal me sentía, si me podía incorporar, análisis de sangre... yo ya me quería ir de allí, y solo hacía preguntar que cuándo me subirían a planta. "Un último análisis para comprobar una cosa y si todo está bien ya te subimos". Esos minutos se me hicieron eternos, quería que pasaran cuanto antes. En medio de todo esto volvieron a venir a verme unas dos o tres veces más, pero no me acuerdo muy bien. Ya sobre las 6 escuché la bendita frase: "te vas para arriba". Ufff se me hizo eterno el estar allí.


Ya a partir de aquí, los recuerdos son tenues. Tengo pequeños fragmentos de los dos primeros días, pero no del todo claros. El primero sé que tuve que estar 24 horas sin poderme levantar y apenas ni moverme, pero como estaba medio drogada casi no me acuerdo. El segundo ya empecé a levantarme con ayuda, llegaron las visitas, me hacían curas, podía andar un poquito, me levantaba a ver a mi niño allí metido en su cunita y poco más, los puntos tiraban y el ir enganchada a una vía me limitaba bastante el movimiento. Lo que sí recuerdo bien son los entuertos, aaaaaaaay madre, cómo duelen, y más con la cicatriz reciente. Entuertos van, entuertos vienen... cuando tenía puesto el calmante bien, pero cuando me ponían la oxitocina para ayudar a acelerar el proceso de "recolocación" bufff, deseaba que terminara cuanto antes.


Ya el tercer y cuarto día muy bien, andaba por los pasillos para no estar muy amodorrada todo el día, cogía a mi niño, le daba todo el amor y cariño que no me dejaron darle desde el principio, hablaba con mi madre/suegra/chico y todo el que pasara por allí, con mi madre me pegué un jartón de reír cojonudo la noche que se quedó conmigo... yo estaba acojonada por si se me saltaba algún punto, pero no podía parar de reírme, sus "cortocircuitos mentales" son dignos de recordar (mamá, algún día te dedicaré una entrada jajaja).


No recuerdo qué día fue el que me dijeron todo sobre mi niño: nació el día 11 a las 10:35 horas, pesó 2,690 kg., midió 48 cm., test de apgar 9/10.  ¡Pero qué pequeñito era! Si a mí el ginecólogo me dijo que venía un niño grandote, en la última ecografía pesaba según él 3,200 kg... no sé. El caso es que estaba muy sanito mi gordo, y yo la mamá más feliz. (No del todo por el tema de la lactancia, pero esto lo contaré más adelante).


Fueron cuatro días allí metida y no veía el momento de irnos a casa. El hospital agobia, MUCHO. Allí encerrada sin poder salir, la comida MALÍSIMA, personal que deja mucho que desear (la mayoría de enfermeras muy agradables, pero siempre hay excepciones)... y llegó el gran día: 15 de diciembre: ¡¡nos vamos a casa!! Me preparo, preparamos al peque, vuelven a revisarlo de arriba a abajo (escucha bien, perdió muy poquito peso (50 gr.), así que salió de allí pesando 2,640 kg.), en general muy bien. Lo metemos en el capazo y para el coche.


A partir de ese momento podíamos empezar a decir que somos una familia.

19 de marzo de 2012

¡Felicidades papá!

Un poco tarde, pero dicen que más vale tarde que nunca.

Esta entrada va dirigida, especialmente, a los dos papás de mi vida: el mío y el de mi peque :-)


Antonio, mi padre:
Otro añito más que estamos juntos (y que sean muchos más, a pesar de que siempre estás con las mismas tonterías de "qué poquito me queda"), y ya van 24... cómo pasa el tiempo, ¿eh?; ya hasta eres abuelo, ¡quién te lo iba a decir a ti con lo joven que eres! jeje. Pues nada, espero que hayas tenido un buen día (aunque para los dos ha sido un día más, pero en el fondo sabemos que especial) y ve preparando el terreno que ya mismo tienes a tu nieto por allí rompiéndote todas las figuritas de casa ;-) ¡Te quiero mucho, papi!

Raúl, el padre de mi peque:
¡Hola papi, felicidades! Aunque no te lo creas soy Ángel, que estoy dictándole a mamá lo que quiero transmitirte para que ella lo escriba (mis manitas rechonchitas aún son muy pequeñitas para manejar el teclado). Aunque no me digas todos los días que me quieres, yo sé que lo sientes sólo con mirarme. Me encanta cuando juegas conmigo, ¡por eso te suelto esas carcajadas tan grandes! Me gusta que me des el bibi, me siento protegido entre tus brazos. Me gusta dormir contigo en la cama grande, me puedo espatarrar a gusto. Me encanta que me bañes, que juegues conmigo en la bañera y chapotear todo lo que quiero y más... En fin, que me encanta todo contigo y que quiero poder celebrar este día contigo muchos más años. Gracias por ser mi papá, ¡¡te quiero!!

Felicidades a todos los padres del mundo, sobre todo a los que son "papás" :-)

16 de marzo de 2012

Historia de un parto (II)

............ (Continuación)


Imaginaos el panorama: yo con el típico e incómodo camisón verde de hospital (¡anda que no estaba tieso ni ná!), tumbada en la cama con el móvil al lado para cronometrar el tiempo entre contracción y contracción; mi chico a mi lado, sentado en el incómodo sillón que no le dejaba dormir más de 15 minutos seguidos (yo tampoco ayudaba mucho, todo sea dicho). El pobre, cada vez que me oía moverme, quejarme, o me veía que me retorcía, me decía:


- "Tú agárrame la mano y aprieta fuerte".


En esos momentos aguantaba bastante bien y los apretones eran flojitos, poco más que un apretón de manos. Qué iluso si pensaba que esa era toda mi fuerza... jajaja (más tarde demostré que no era así).


Iba contando los minutos y aquello se me hacía eterno; cada 5/8 minutos, contracción al canto, y ahora no eran como las del principio. Me ponía de lado, bocarriba, del otro lado, (y porque bocabajo no podía ponerme, si no así que me ponía también), me levantaba de la cama, iba al baño, caminaba un poco por la habitación, me volvía a tumbar, y así pasaban eternamente los minutos... Tenía a mi pobre chico "estresao perdío". A todo esto, mi madre venía en camino desde Málaga, y yo no paraba de pensar en las ganas que tenía de verla (así se me hacía un poquito más llevadero).


5:00 horas:
Después de 12 horas con contracciones, empezaba a estar más molesta de la cuenta. Ya podía decir que dolían. Con la nochecita que pasé, yo pensaba que iba a estar por lo menos dilatada de 5 cm. Qué ilusa. Mi chico me convence para que llame a la enfermera, y allí que se planta la muchacha.


- "Verá, es que llevo toda la noche con contracciones y ya me duelen más de la cuenta. A ver si podéis hacer algo".


Me hace el tacto y... 3 cm. de dilatación. ¡Joder! ¿Tantos dolores para haber dilatado solo 3 cm.? No me quería imaginar lo que me quedaba por delante, ¡¡qué miedo me entró en ese momento!!
La chica me cogió una vía y me dijo:


- "Voy a avisar para que te bajen a paritorio".


¿Ya? ¿Tan pronto? Si solo llevo 3 cm. de mier... ¿Qué pinto yo allí abajo? En fin, no lo entendía, pero ellos sabrían lo que hacían (digo yo).
Otra vez camilla pabajo, a una sala enfrente de la de monitores, la sala de dilatación (que no paritorio como me dijo la enfermera). Allí había una matrona joven y muy simpática, la verdad. La que mejor me cayó de todo el personal médico, y la que más humana era. Me plantaron otra vez los monitores y a esperar. Mientras me llevaban a la sala, mi chico fue a llevar las cosas al coche, pero a los 15 minutos ya estaba allí dentro conmigo. Se sentó de nuevo a mi lado para seguir dándome ánimos:


- "Venga chiquitina, que ya queda poquito"; "lo estás haciendo muy bien"; "Apriétame fuerte la mano cada vez que lo necesites, lo más fuerte que puedas, con todas tus fuerzas". -Horas después me preguntó de dónde había sacado esa fuerza sobrenatural-.


Los monitores son un coñazo. Te ponen dos bandas elásticas (algo parecido a dos cinturones) en la tripa, uno para escuchar el corazón del feto y otro para registrar las contracciones. Y tenías que estar quietecita, si no los aparatos esos se movían y hacían un ruido muy raro, como interferencias. Y con el dolor cualquiera se está quieta. Al final tuvieron que ponerme un monitor interno (pegado a la cabeza del bebé), porque al no estarme quieta no podían controlar bien los latidos del niño. Pasaban por la sala, miraban los papeles del monitor y se iban. Alguno me preguntaba qué tal iba la cosa, pero poco más. Todo esto yo sin romper la bolsa. De vez en cuando volvía a pasar la matrona por allí y parecerá una tontería, pero me aliviaba mucho tenerla cerca, me transmitía seguridad. Me daba un poquito de conversación para hacer la cosa más "amena" (dentro de las posibilidades).
Yo llevaba un rato haciéndome pis, pero con el dolor no tenía ni ganas ni fuerzas para ir al baño, aunque tenía que ir. Se lo comenté a la matrona y me dijo que cuando quisiera, la avisara y me ayudaba a quitarme las correas y a bajar de la cama para acompañarme. Entre la cama y el baño podía haber unos 3 metros. Fue dar tres pasos y contracción al canto. Y allí que me agarro a mi novio, me encojo como puedo y aguanto. Sigo andando y llego a la meta, el wc. Me siento, y ooootra contracción. Es el pis más largo de mi vida. Estuve allí metida por lo menos 10 minutos. Hasta se preocuparon por mí jajaja. Salgo del baño y otra vez a la cama, a seguir sufriendo.



8:00 horas:
Otro tacto (estaba ya hasta el moño de tanto toqueteo, ¡¡dejadme en paz ya!!). Esta vez un hombre (habían hecho el cambio de turno hacía un momento, vino la matrona simpática a despedirse de mí y todo). 5 cm. y medio. ¿¿¿Enserio??? ¿Solo he dilatado 2 cm. y medio en 3 horas? Esto es demasiado pal cuerpo. Aquello ya dolía MUCHO. Yo ya no sabía a qué lado de la cama agarrarme, me la conocía "de pe a pa". Oxitocina. Eso fue la única palabra que escuché decir al hombre este entre el resto de la frase, mientras colgaba una bolsita con un líquido y me la enchufaba a la vía. Madre mía, cuando aquello dijo "aquí estoy yo"... Contracciones prácticamente a cada minuto. De pronto escucho una especie de chasquido pequeñito y empiezo a notar que me hago pis encima.
"Madre mía, qué vergüenza, después de lo que llevo pasado voy y me meo encima. Ya lo que me faltaba". Pero no. Enseguida caí en que había roto la bolsa. Mi chico avisó a la enfermera y vino a cambiar el cubrecamas.


9:30 horas:
Llama mi madre por teléfono a mi chico para decirle que ya había llegado. Le digo que vaya a comer algo, y que mientras tanto entrara mi madre para quedarse conmigo. Así que hicieron el cambio. Cuando vi a mi madre entrar por la puerta me entro repentinamente una paz y una tranquilidad inexplicables (pero claro, los dolores lo estropeaban todo). Allí que llegó, me abrazó, me besó, me agarró fuerte la mano, me secaba el sudor, me abanicaba, me daba ánimos... Yo tenía una mezcla entre alegría por ver a mi madre, desesperación por que todo aquello acabara, impaciencia por ver a mi niño, inseguridad por no saber como iba a salir todo... Es una mezcla de sensaciones indescriptible.


10:00 horas:
De nuevo otro tacto (y por suerte el último). 6 cm. y medio, no llegaba a 7. No me lo podía creer... aún me faltaba 3 cm. y medio por dilatar y yo ya estaba que no podía más. El niño seguía sin descender por el canal de parto, y la chica que me hizo este tacto no hacía más que decirme que empujara con todas mis fuerzas para hacer que el niño bajara, pero por más que empujaba yo ya no podía más, estaba muy cansada física y emocionalmente. Por mi cabeza pasó la palabra "cesárea" (maldita palabra...). Lo que fuese para que acabara aquel infierno. A los 15 minutos vuelven a entrar para mirar el monitor. Ponen caras raras, vuelven a mirar los papeles. Llaman a otra matrona para que eche un vistazo. Cuchichean. La matrona esta que vino era más mayorcita, seria y seca. Menea la cabeza de un lado a otro y dice:


- "Preparadla YA que nos la llevamos a quirófano. Hay que hacerle una cesárea urgente".


Yo me descompuse en aquel momento; nunca había entrado en un quirófano (y con lo hipocondríaca que soy, ya empecé a pensar si saldría viva de allí o no). Mi madre puso cara de espanto, preguntando que por qué me llevaban, que qué pasaba allí.


- "Al feto le está empezando a faltar el oxígeno".


Pánico x2. En aquel momento sufría porque mi niño estaba en peligro. "Madre mía, si tiene que pasar algo que me pase a mí, pero que mi niño nazca bien". Es lo único que pensaba en ese momento, mi niño. Imaginaos si fue urgente la cosa que me prepararon en dos minutos. Sonda, rasurar, gorro, patucos... Y a toda pastilla para quirófano. Ni siquiera dejaron que mi chico me diera un beso.


10:20 horas:
Ya en el quirófano empecé a ver médicos corriendo de un lado a otro, preparándose y preparándome a mí. Gorros, mascarillas, guantes, luces... Estaba como en una pesadilla de la que quieres despertar pero no sabes cómo. Yo preguntaba por qué estaba allí, si mi niño corría peligro, quería saberlo todo.                                                    Ellos intentaban distraerme haciéndome preguntas del tipo:


- "¿De dónde eres? Porque acento de pacense no tienes"; ¿Y cómo es que te has venido para acá? ¿Cómo se va a llamar tu niño?"


Lo último que recuerdo allí dentro fue una mascarilla acercándose a mi boca. No había tiempo ni para poner la epidural, que tarda unos 15 minutos en hacer efecto.


- "Respira hondo".


Tres inhalaciones y a dormir.


10:35 horas:
Nace Ángel. Evidentemente yo estaba dormida y no pude verlo (esta pena me acompañará toda mi vida). Se lo enseñan a mi familia y a la de mi chico mientras a mí terminan de coserme. Se emocionan muchísimo al ver al peque, pero a los dos minutos se lo vuelven a llevar para adentro, que no se enfriara.


............ (Continuará) 

15 de marzo de 2012

Historia de un parto (I)

Esta tarde, pensando sobre qué tema elegir para la próxima entrada, pregunté a mi chico a ver qué idea me daba.

- "Cuenta cómo fue tu parto"
- "Ojú, como no fue largo ni nada, como para escribirlo en el blog; la gente se me duerme antes de terminar de leerlo".
- "Divídelo en "capítulos", así no se hará muy pesado"

Y así lo voy a hacer. Así que si tenéis paciencia y/o curiosidad por saber cómo fue mi doloroso parto, os invito a que sigáis leyendo...

Sábado, 10 de diciembre de 2011. 17:00 horas.
Estábamos mi chico, mi perra y yo en el sofá, reposando la comida, viendo la tele con la mantita por encima. Empiezo a notar una sensación rara en la barriga, algo que hasta ahora no había sentido nunca. Era una especie de retortijón cortito e indoloro. Al poco otro. Y otro. Miro el reloj para cronometrar cada cuánto me daban: cada 6/8 minutos.

- "Bueno, no tienen por qué ser contracciones de parto" -pensé-. "Puede ser algún movimiento del niño o mismo las contracciones de Braxton Hicks. Ya se me pasarán".

Pasaban los minutos y la "sensación extraña" seguía. A los 15 o 20 minutos se lo dije a mi chico. Como ya habíamos tenido muchas coñas del tipo "mira que si me pongo ahora de parto" o "Ay, qué dolorcillo me ha dado, ¿será una contracción?", pues casi que pensó lo mismo que yo, que no tenía por qué ser ningún síntoma de alarma. Decidimos cronometrar el tiempo. cada 5/6 minutos.

18:00 horas:
la cosa seguía igual.

19:00 horas:
más de lo mismo. No notaba diferencia en la intensidad; aquello no dolía así que seguía sin preocuparme. Pasaban las horas y yo estaba muy pendiente por si tenía cualquier otra señal de parto, salir pitando al hospital (a pesar de la de gente que me dijo que no me precipitara en ir, que era mejor pasar los dolores en casa y llegar allí muy dilatada para llegar y topar, pero algo dentro de mí me dijo que no lo hiciera así, que fuese).

20:00 horas:
Llamé a mi madre. Le comenté lo que pasaba y me dijo que no me quedara en casa, que me llegara a Urgencias y me miraran, y si estaba de parto lo mismo ya hasta me dejaban allí. Y así hicimos. Nos duchamos y tiramos para el hospital, bolso y papeles en el maletero, por si acaso.

21:00 horas:
Llegamos al hospital. Al estar tan avanzada y decir que tenía contracciones, a los cinco minutos me metieron a la sala de monitores. Allí había otra chica "enchufada", muy maja. Ella ya estaba cumplida y posiblemente esa noche tendría a su niño en brazos. Yo pensaba que no, que me mandarían para casa y a esperar. A mí cada vez se me acentuaban un poquito más esos "dolorcillos". Yo seguía pensando que eran contracciones, pero por más que venían a mirar los resultados, la máquina no las registraba.

- "Pero a ver, tú qué sientes?" -me preguntó una de las enfermeras, un poco siesa la tía.
- "Pues me dan como retortijones, cada vez más fuertes". -ya me empezaba a encoger cuando me daba una-.
- "Pues aquí no se registra nada, te vas a quedar media hora más aquí, a ver si conseguimos algo. Ponte de lado, a lo mejor así se registra algo".

A la otra chica se la llevaron. Yo seguía allí con los aparatos esos puestos en la barriga y escuchando el corazoncillo de mi pequeñajo. Cada vez que me venía una contracción se escuchaba un ruido raro, como si se distorsionara. A la media hora volvió a aparecer la enfermera por allí, y las contracciones seguían sin registrarse.

- "Bueno, yo creo que tú no estás de parto. De todas formas vas a ir ahora a la consulta a que te hagan una exploración y ya ellas deciden qué hacer".

Allá que me meten a la consulta, me hacen el tacto y me dice la chica:

- "Tienes el cuello casi borrado y estás empezando a dilatar. Te vamos a subir a una habitación y te quedas en observación toda la noche, a ver cómo evolucionas. Para cualquier cosa llamas a la enfermera".

23:50 horas:
Viene un enfermero -majete el hombre- y me guía hasta mi habitación en la cuarta planta. Poco después llega mi chico por allí con el bolso de la ropa, un poco patidifuso porque no sabía si estaba de parto, si me pasaba algo o qué -él había estado todo el proceso en la sala de espera-, así que le cuento todo. Y mientras él, sentado en el sillón al lado de mi cama, escuchaba -entre cabezada y cabezada- los comentarios del partido Madrid-Barça, yo empezaba a sentirme cada vez más molesta con las contracciones y sin poder pegar ojo (¡Con lo dormilona que soy!).

............ (Continuará)

13 de marzo de 2012

Memories, Within Temptation

Esta canción es muy especial para mí por dos motivos:

1º, me la dio a conocer mi chico como su canción favorita hace dos años, desde entonces es la canción que me recuerda a él, es nuestra canción. Es un estilo que no me apasiona, pero la mezcla entre la música y la letra es preciosa.

2º, se la empecé a poner a mi peque en la barriga, y sabía que le gustaba porque me daba pataditas y se movía mucho cuando la escuchaba. Desde que nació y hasta hoy, también es su canción favorita; es escucharla y relajarse por completo. Ya puede tener el mayor berrinche del mundo, que es ponerle la canción y dormirse. ¡Es mano de Santo! Jijiji. También tiene otras cuantas que le gustan, pero como ésta, ninguna. Lleva la música en la sangre, y eso me encanta :D

Vamos, que tengo motivos más que de sobra para que sea la canción más especial.

Aquí os la dejo con la letra, por si queréis escucharla:

[Susurro] Memories, memories, memories...

In this world you tried
Not leaving me alone behind
There's no other way
I'll pray to the gods: let him stay

The memories ease the pain inside
Now I know why

[Estribillo]
All of my memories
Keep you near
In silent moments
Imagine you'd be here
All of my memories
Keep you near
The silent whispers, silent tears.

Made me promise I'd try
To find my way back in this life
I hope there is away
To give me a sing you're okay
Reminds me again
It's worth it all
So I can go home

[Estribillo]

Together in all these memories
I see your smile
All the memories I hold dear
Darling you know I love you till the end of time

[Estribillo]

12 de marzo de 2012

¡Qué bien nos lo hemos pasado!

Pues sí, hoy hemos tenido un día entretenido. Esta mañana nos hemos despertado y, tras darle el desayuno al peque, se ha dormido y papá y yo nos hemos puesto a limpiar. Un poco más tarde, mamá ha bajado a comprar unos detallitos de última hora para el cumplemes y que el peque se lo pasara bien (dentro de lo que sabe). Así que le he comprado un dulce en la panadería, para ponérselo a modo de "mini-tarta", unas velitas de colores decoradas con puntitos, globos, unos gorritos de fiesta y unas manoplas para el baño muy divertidas, como regalito.


Después de comer nos hemos puesto manos a la obra y le hemos dado un bañito (nunca se lo doy tan temprano, pero hoy he hecho una excepción). Le ha sentado genial y tras el bibi y el baño se ha quedado super relajado y se ha dormido. Nos hemos ido a la calle a aprovechar el buen tiempo que ya empieza a hacer; le llevamos la capota bajada para que lo vaya mirando todo (es muy curiosón), y para que le de el sol en la carita, que está cogiendo un color muy bonito. Nos hemos ido al parque de San Francisco y allí hemos estado un buen rato paseando, con matrimonios jóvenes y mayores dando un paseo, con hijos y nietos jugando y pasándoselo bomba. Ya mismo tenemos a Ángel así, cuando menos cuenta nos demos. ¡Qué ganas de verlo correteando por el parque!

Por el camino nos hemos hecho fotitos, que aunque a papi no le gustan, ha hecho una excepción.




Ya una vez en casa nos hemos puesto a inflar globos y colgarlos, nos hemos puesto los gorritos, hemos puesto las velitas en el dulce y las hemos encendido. Ángel se ha quedado embobado con el fuego, ¡es la primera vez que lo ve! Me encanta ver su carita cuando descubre cosas nuevas, es genial... Le hemos cantado el "pumpemes feliz", apagado las velas y más fotitos. Y ya, después de tanto ajetreo, ha caído rendido. Hemos pasado un día en familia muy entretenido, la verdad que estoy encantada. Si ahora le celebramos así el cumplemes, ¡su primer cumpleaños va a ser espectacular! :)

11 de marzo de 2012

¡¡Feliz cumplemes mi vida!!


A esta hora, hace tres meses, estaba en la cama de un hospital con contracciones dolorosas, pero aguantables. Faltaban ocho horas y media para que mi niño estuviera en el mundo.

Hoy hace tres meses desde que mi vida cambió. Cambió por completo y se puso patas arriba, pero no me arrepiento en absoluto, soy la mamá más feliz del mundo gracias a esa personita, ese ser tan pequeñito que me inunda de alegría cada día con tan sólo dedicarme una mirada o una sonrisa. Gracias por elegirme como mamá Ángel, te prometo que intentaré que seas el niño más feliz de este mundo, voy a darte todas las caricias y los mimos habidos y por haber, y ese amor de madre tan intenso que sólo yo puedo darte, ese que hace que tengamos un vínculo tan especial...

Feliz tercer cumplemes mi vida, te amo desde lo más profundo de mi corazón. ¡Gracias por existir!

8 de marzo de 2012

Nuevo aspecto del blog


Esta tarde, una muy buena chica que conocí en el foro de embarazo, hizo un blog dedicado a su pequeña en esta misma web (Diario de Mia). Lo decoró de tal forma que me enamoré nada más verlo, ¡qué monería! Y es que a mí el tema del diseño gráfico me apasiona. Así que, envidiosa de mí, quise decorar el mío yo también.

He dado mil vueltas a fondos hasta que he dado con uno que me ha gustado, luego llega la odisea de hacer la cabecera y los textos del lado, elegir una fuente bonita, decorarla y hacer que quede más o menos decente. Después ponte a buscar cómo se coloca todo (¡gracias por la ayuda Sunlight!). También he estado buscando gadgets (algo así como accesorios para páginas web) como el reloj que hay al final del blog. Resumiendo, llevo unas cuatro horas (haciendo paradas para atender a mi pitufo, por supuesto) dándole vueltas a la dichosa decoración y así va quedando.

¿Qué os parece? ¿Os gusta? ¿Le pondríais o le quitaríais algo? Acepto todo tipo de comentarios y críticas constructivas. Aún no está terminado, mañana seguiré mirando a ver qué puedo añadir o modificar, para que mi pequeño espacio quede tan acogedor que os guste estar en él.

Así que con esta breve entrada os dejo para irme a la cama, que mañana toca día de recorrido de pisos (nos queremos mudar...) Buenas noches a todos, ¡que descanséis mucho!

5 de marzo de 2012

Deseando que llegue la primavera


Frío, viento, lluvia (aunque este año poca, la verdad)... Desde que nació mi pitufo este es el tiempo que hemos tenido, poquitas han sido las horas de sol que hemos podido disfrutar. Cuando más, en nuestra visita a Málaga, donde hemos estado hasta a 20º, ¡¡una maravilla!! Así que aprovechamos ese buen tiempo para salir todos los días. Estoy deseando que empiece el calorcito por estas tierras para pasarme el día fuera con mis dos hombres, para no tener que llevar tanta ropa, para que los días sean más largos, para que mi niño disfrute del colorido de las flores en jardines y campos, del canto de los pájaros, de los bichitos... (aunque esto último a mí no me hace mucha gracia jaja).

Así que empezamos la cuenta atrás: ¡16 días para que empiece esta bonita estación! A ver si el buen tiempo nos hace un favor y decide acompañarla pronto.

¡Que tengáis un estupendo lunes!

4 de marzo de 2012

Empezando por el principio


Bueno, pues aquí estoy delante de mi recién creado blog, pensando por dónde y cómo empezar mi pequeña gran historia.

Empezaré con lo típico: me llamo Lidia, tengo 24 añitos y nací, viví y me crié en mi preciosa Málaga. Ahora ha hecho dos años desde que me vine a Badajoz, dejándolo todo por mi chico. Han sido dos años duros, con sus más y sus menos, como toda relación, pero ahora le doy gracias a aquella decisión que tomé, porque gracias a ese día tengo a mi hijo conmigo.

La verdad que nunca se me ha dado bien escribir, no sé expresarme y me cuesta un montón ponerme, pero tenía muchísimas ganas de hacer un blog. Soy seguidora de alguno y me entusiasma la idea de poder compartir con el mundo mis vivencias con mi niño, lo haga mejor o peor, tenga más o menos seguidores. Supongo que con el tiempo aprenderé a expresarme y me costará menos, todo será cuestión de prática y empeño.

Poco a poco iré contando cómo me enteré que estaba embarazada, cómo fue mi embarazo, mi parto, y mi día a día de mamá primeriza, con mis dudas, mis miedos y mis ganas de ver crecer a mi pitufo.

¡Nos vemos en la próxima entrada!

PD: Ésta soy yo :o)